miércoles, 6 de marzo de 2013

Capítulo 5, Volver a nacer

A la mañana siguiente se dirigió a la casa de su tía Penny. Anduvo dándole vueltas a lo que había hecho, y lo que haría desde ese momento. Entró en el barrio y notó que la sensación no había cambiado. Un barrio obrero, y humano ante todo. Se acercó al bloque de pisos y llamó al telefonillo. Nadie respondió. Will se sentó en el descansillo de la puerta del portal a esperar. Y así paso varias horas hasta que vio aparecer una señora madura, más bien aviejada, con tintes canos en el cabello y que se acercaba con dos bolsas de la compra. Will la reconoció y salió en su búsqueda.
Tia Penny lo reconoció y estalló de júbilo al verlo llegar corriendo. Júbilo reprimido por sostener las bolsas. Will, en su carrera, vio como Penny dejaba las bolsas en el suelo y le abría los brazos.
Will la abrazaba tanto que Penny le advirtió que la estaba ahogando. Se besaron y Will le cogió las bolsas y se las subió a casa.
Una vez en casa hubo charlas, más besos y más abrazos. Penny le sirvió un plato de sopa caliente la que Will tomó sin miramientos.
- ¿Está buena la sopa, Will? Preguntó la señora con dulzura
- Claro que sí, mamá, y más si la comparo con la del orfanato. Respondió francamente Will
- De eso quiero preguntarte, hijo. ¿Cómo es posible que estés aquí?, aún no tienes 18 años...
- Ya madre, verás. (Tras un momento de vacilación Will meditó si decirle la verdad o mantenerlo en secreto) Es una historia muy larga de contar. Mañana al desyuno te lo cuento (puesto que preveía que tendría consecuencias nefastas) ¿qué te parece?
- Me parece que algo ocultas, mañana me lo dirás. Ahora dúchate y descansa.
Will llevó su plato a la cocina y lo fregó, pues sabía a ciencia cierta que a la tia Penny no le gustaba acostarse con algo sin recoger. Se dirigió al servicio y se duchó. Inmediatamente después fue a dormir a, la que una vez fue, su habitación.
A la mañana siguiente Will se levantó con el aroma a café que inundaba la habitación. Retozó en la cama y se puso en pie. Se dirigía al baño cuando tia Penny lo vio y le increpó; "vamos dormilón"
Se acicaló y mirándose la barba que le estaba apareciendo se dijo así mismo; "nunca me voy a afeitar"
Salió del servicio y fue a la cocina donde Penny le tenía el desayuno. Se sentaron y hablaron con franqueza.
- Madre, respecto a lo de ayer...no voy a mentirla, pero no me juzgue sin saber la historia. Me echaron del orfanato porque maté a otro chaval. 
- Pero Will, eres un estúpido. Una vida. Has quitado una vida, ¿no recuerdas el dolor que te produjo ver muerta a tu madre? ¿Cómo has podido?
- Pero madre...
- Que no soy tu madre.
- Si, para mí, sí.
- ¿Porqué Will, porqué?
- Estaba fumando, un chivato, una humillación...
- Ese carácter, Will, eres un irresponsable. Has perdido una esperanza de vida por tu orgullo...

La situación se calmó un poco cuando la señora rompió a llorar y Will la consolaba con abrazos y hermosas palabras que no sirvieron de nada porque la mujer le echó de la casa.
Antes de irse Will le dijo que jamás la guardaría rencor, pues había sido su madre. Y que intentaría hablarla todos los días. Will la abrazó una vez más y la dijo que la quería y que le perdonara. Penny, lejos de arrepentirse, contestó con un: "Ve en paz, hijo mío" y se quedó con las ganas de contarle a Will la verdad, de una cosa que, tarde o temprano iba a llegar.
Will marchó. Con paso firme, sin mirar atrás. Intentando dejar su vida pasada. Borrarla. 
Will fue en busca de un lugar para guarecerse del aún frío marzo. Atravesando el parque divisó el puente de la anterior noche y se dirigió hacia él. Una vez allí, y cernida la tarde se quedó durmiendo. Durmió y se despertó de noche, había perdido la noción del tiempo pues no tenía reloj. Se incorporó de la improvisada cama que se hizo y se disponía a salir cuando empezó a llover y tronar estruendosamente. Fue entonces cuando la lluvia no le daba de lleno, pero la humedad penetraba su ropa y, por ende, su cuerpo. Comenzó a tiritar de frío pasando así el resto de la noche,acurrucado en un ovillo, hasta que amaneció.
El día pintaba menos feo que el de ayer pues relucía el sol. Se vistió con ropa de recambio y se levantó. Will tenía hambre y frío por lo que se decidió a ir a robar algo de comer.
Al salir de la techumbre del puente un grupo de chavales se le acercó. Los chavales con actitud chulesca le pidieron todo lo que llevaba. La negativa de Will enfureció al cabecilla que le propinó un puñetazo que tumbó a Will. El resto de la pandilla se abalanzó sobre Will, que postrado lo único que hizo fue recibir patadas y puñetazos. La pandilla abrió la bolsa de Will y esparcieron las cosas. No se llevaron nada, pues no lo había. 
Will estuvo tirado en el suelo varias horas hasta que un grupo de hombres le levantaron. Will aún sin conocimiento suplicó para que no le mataran. Con los ojos morados por los golpes no veía, pero oía a un hombre decir: "llevadlo allí, metedlo en el coche y vamos allí". Will quisiera haber sabido dónde iba, pero solo sintió que cuando le cogieron había vuelto a nacer

viernes, 22 de febrero de 2013

Sentirse como un Sparring

Jueves normal. Suena el despertador. Son las 6:35. Vendes tu alma al diablo por cinco minutos más. Te levantas y vas a mear. Al volver entras en tu habitación y te vistes; pantalón vaquero, camiseta friki, sudadera. ¿Cambio de calzoncillos? ¿Para qué? Acabo de vender mi alma al diablo, y además es un puto jueves, deja a las zurraspas que fermenten...
Vas a desayunar, pillas una taza. No es la tuya (la de las peliculas ochenteras) y blasfema por segunda vez en 10 minutos.
Limpias el tupper que te llevas a la uni para comer y que ayer dejaste sin limpiar porque venías hasta la polla. Echas la comida: migas precocinadas del Mercadona y albóndigas. Podía ser peor.
Marchas para la renfe escuchando música. Al llegar a la renfe quitas la música porque tu móvil es un jodido android que tiene que aguantar todo el día sin cargar. Llega el tren, te pegas por subir, y te sientas (gracias a que la línea empieza en esa parada). Sacas un libro y lees (LIBRE). Embajadores, correspondencia con línea 3 y 5. Escaleras van. Metro, último vagón, vuelves a sacar el libro y lees(LIBRE). 
Llegas a Moncloa, y por cuarta vez consecutiva la escalera mecánica está rota, ¿y mis 72€ de abono? En el coño de la puta madre Ignacio González. Sales a la calle a la parada del bus y arqueando los brazos consigues hacerte paso y te montas en el 83 ó 133. Lata de sardinas. Son las 8:25. No llego tarde, piensas.
Llegas a la facultad entras en ella t subes a tu clase. Tendencias, no te gusta, no lo entiendes, te sientes mal y para más inri la profesora te pregunta: "¿y tu que opinas, Paco?" Pues que si digo lo que pienso me echan, ipso facto, de la facultad. Me excomulgan..... Dices algo que suscita mofa en la clase. ¡¡Tierra trágame!!
Así 13 horas. De 8:30 a 21:30. Si, si, 21:30. Solo te ha gustado una clase. Sales de la última clase sabiendo que probablemente has tirado un día más a la basura porque vas a ser uno de tantos licenciados parados....encima lees el final de "Los hijos de Húrin" de Tolkien. Bien, final alentador.....Ningún hombre, por bueno que sea, escapa de su destino.
Llegas de nuevo a Moncloa dirección "casa". 6 minutazos de espera de metro. ¿¡Hijos de puta y los 72€ de mi abono!? En el coño de la puta madre de Ignacio González. Llegas a P. Pío, pillas el bus y te sientas. Te sientes como un zombie. "Menos del 15% de batería" ¿quién? ¿El móvil o yo?
Llegas a casa, cenas, (por cierto la cena estaba cojonuda) cagas, te lavas los piños y al sobre que, por cierto, ahora está muy de moda. Te metes en tu hábitat originario, escribes esto y reflexionas: 
- Estudias para nada
- Trabajas para pagar
- Vives para morir

Jueves de sparring, y aún así no deberías quejarte porque hay gente mucho peor. Conclusión. ERES UN PUTO MIERDER, pero el mundo es injusto, IMPEPINABLEMENTE.

Duermes. Viernes normal. Suena el despertador. Son las 6:35....

miércoles, 6 de febrero de 2013

Capítulo 4. Los Idus de marzo

Así pues se encontraba el chico, viviendo con una "conocida", con la madre muerta y el padre en fuga y siendo un asesino.
Los días posteriores Penny intentó que el muchacho se sintiera agusto e intentó que pasará el menor tiempo solo para que diera más vueltas al tema a sabiendas que sería un hecho en vano. No obstante lo intentó
Pasado un mes el niño fue sacado del colegio eclesiástico y metido interno en un colegio-orfanato pues Penny no podía mantenerlo.
La adaptación no fue ni mucho menos buena. Al no hablar, el niño era maltratado por el resto de chicos, le golpeaban, insultaban y escupían. Así el muchacho pasó años y años aprendiendo a ser frío, calculador, y sobre todo aprendió a no alterarse.
Un día, cumplidos ya los 15 años, se encontraba en el patio sentado, fumando un pitillo a escondidas. Tan pronto como iba a dar la última calada otro chaval, un par de años mayor, salió corriendo en dirección a un profesor. Él vió cómo corría, y vió también como se acercaba con el profesor. Éste se dirigió al chaval, bajo la mirada atenta del chivato

- ¡Will! ¿Eres imbecil? Aquí no se fuma, maldito lelo. Y abofeteó al chaval. Le hizo sangre en el labio, pues le pegó con la mano en la que tenía un sello.

Will, giró la cabeza y sin perder de vista los rostros de su agresor y acompañante, se limpió la sangre del labio con la manga de la camisa y dijo: "Os habéis equivocado"
El profesor le agarró de la pechera y lo levantó, del asiento. Will, cual muñeco de trapo fue arrastrado como cuando una inundación arrasa una cosecha. Mientras era arrrastrado  y mirando al chivato le tiró un beso y le decía: ALEA IACTA EST.

Will fue llevado ante el director del colegio. Un hombre con una personalidad férrea. Éste reprendió a Will y lo castigó primero limpiando los retretes con un estropajo. Y segundo estando de rodillas sobre dos garbanzos mientras sostenía en posición de cruz dos libros de filosofía teorética kantiana.
Así pasó Will varias horas hasta que los chavales acabaron las clases.
Acabadas las clases los chicos volvían a sus habitaciones, hacían sus ejercicios, se duchaban, cenaban en un gran comedor y eran guiados hasta sus habitaciones. Will no hizo nada de esto. Solamente, en su habitación, sacaba punta a su lapicero. Y leía. Leía mucho.

Amaneció y los chavales se asearon, bajaron al gran comedor a desayunar y cogían las carteras para comenzar el día. Will comenzó al ritmo que sus compañeros. Ese día la lección de historia fue muy especial. Tocaba la muerte de Julio César y el tránsito al Imperio Romano. Will atendió como siempre y aprendió como nunca. Sintió como el profesor de historia, Maurice, se desvivía desgajando cada momento en que se acercaba la hora de los Idus de marzo cuando César fue apuñalado. Will que sabía lo que acontecería con César se ruborizó y cayó en la cuenta de que, casualmente, era 15 de marzo...
Salió al patio y marchó a su rincón a fumarse su pitillo, el cuál le conseguía Bube Waltters, el único chico de color. A medida que se fumaba el pitillo pensaba y cerraba los ojos. Se sentía como una paloma que puede volar en una jaula muy amplia. Entonces, cuando más ensimismado estaba, llegó Randall, el chivato y le dijo:

- ¡Tú, rarito! ¿Quieres más de lo de ayer? Deja de fumar o se lo digo al profesor.

Will, sosegadamente contestó; No quiero más. Pero, por lo que veo no has aprendido nada de historia...
Para cuando acabó la frase el chivato Randall tenía un lapicero clavado en la garganta. Will lo había planeado y lo llamó; LA TRAQUEOTOMÍA FUGAZ. Los amigos del chivato gritaron, otros salieron corriendo. Los que se quedaron vieron cómo Will sacaba el lapicero y lo clavaba una segunda, una tercera, y hasta una cuarta vez en la garganta de Randall mientras éste vomitaba sangre. Para acabar, Will apagó en pitillo en uno de los ojos del chivato moribundo y les dijo a los amigos:
- Corred, y decidle al maestro, que como pasó con César, tras su gobierno, llegó un héroe que transformó a Roma. Corred insensatos, corred

Will mientras veía cómo huían despavoridos los chavales recibió la visita de Bube Wallters que le dijo;

- Amigo, has hecho lo correcto. Era un hijo de puta. La secta de su padre mandó matar al mío cuando salía un día del trabajo.
Will le replicó;
- No lo he hecho por ti. Lo he hecho por mi.
Bube replicó a su vez:
- Lo sé, pero tenía que despedirme de ti. Tras esto te echarán. Y no nos volveremos a ver.
Will dijo para finalizar, pues ya veía al director llegar corriendo
- El destino está en tu mano. De mí ya se rieron y no lo harán más. Ese es mi destino, protegerme yo, y a los míos. Cuídate Bube.
Dicho esto se levantó y fue placado por el director, que junto con varios maestros lo aporreaban. Luego, demacrado y sucio fue expulsado, ipso facto, del colegio-orfanato.
Deambulando por el barrio de Hopeless vió un puente en el que, por el momento se establecería para guarecerse de las noches, aun frías, de los Idus de marzo

jueves, 17 de enero de 2013

Fango


Y allí se encontraba él postrado ante numerosos enemigos. Éstos se arremolinaron en torno a él y lo ataron de pies y manos, le vendaron los ojos y lo amordazaron. Notó cómo su cuerpo era arrastrado por el fango y sus vestimentas se humedecían. Teniendo varios sentidos neutralizados, agudizó los restantes y oía sonidos guturales que parecían formar frases ininteligibles. Entonces entre el bullicio distinguió una voz que decía francamente: 

- Llevadlo al señor. Lo pidió vivito y coleando cual pez cuando acaba de ser pescado

En ese mismo instante supo que hablaban de él. Y durante un largo rato siguió escuchando las voces. Fue entonces cuando notó que se aproximaban a un bosque. Lo notó por el olor, no tan fuerte cómo el de hacía un tiempo. Lo notó también por el roce de su cuerpo con el suelo. Éste ahora estaba enraizado y se notaba con césped. La procesión se paró en seco. Y oía las mismas voces guturales, pero las notaba inquietas, asustadas. Unos segundos después de haber oído un silbido esas voces callaron como aguardando un acontecimiento. En efecto la procesión se vio envuelta en una emboscada. Las flechas volaron de un lado a otro impactando en los cuerpos de sus enemigos.
Segundos más tarde oyó una voz. Esta vez humana y en ella escuchó la esperanza. Altivamente, la voz, dijo: "coged lo indispensable. No dejéis alma con vida, no la merecen." Él rehén intentaba gritar con todas sus fuerzas pero no lo oían. Del terrible esfuerzo que hizo apretó las sienes con tanto tesón que se mareó y allí yació durante largo tiempo.

El grupo que había abatido la procesión, partió desapareciendo en la espesura del bosque. Un rezagado pasó al lado del cuerpo. Vio que respiraba, con un cuchillo cortó las cuerdas y lo desvendó. Abofeteó la cara del hombre y al no tener respuesta se dirigió a su grupo para no perder la formación de marcha.