A menudo, muchos curiosos, cuando leemos a los antiguos nos planteamos una serie de preguntillas que como buenos historiadores debemos contestarnos. Hoy una de las preguntas tiene mucho que ver con la subjetividad y el "pelotismo" a la forma de gobierno, en este caso Roma (imperio).
¿Tan
salvajes eran las costumbres de los pueblos célticos, íberos y germanos en
comparación a las romanas? Para contestar a la pregunta las
fuentes principales, como no, son; César, la
guerra de las Galias, Estrabón, Geografía,
y Tácito con la Germania.
La
contestación de la pregunta corresponde a la comparación de dichas culturas en
el ámbito de las costumbres mediante el análisis de fuentes antiguas que son
nuestro material más verídico. Pero que nos plantea un problema, que no es otro
que la subjetividad. Es cierto que relatan lo que han visto con sus propios
ojos, pero le han dado un toque subjetivo como buenos historiadores del
imperio. Y ya no solo la subjetividad sino porqué las consideran salvajes; “…con la prosperidad del país les vino a los
turdetanos la civilización y la organización política…” (Estrabón. III. 74) o civilizadas; “…hasta que la pacificaron los romanos…” (Estrabón.
III. 83).
Por
esto la contestación, a priori, si
puede realizarse, pero probablemente estemos equivocados. Para no caer en los
estereotipos que nos han creado dichos autores recurrimos al método
comparativo. Por ejemplo en el ámbito de las divinidades todos creían en algo y
proporcionaban sacrificios; “…después de ofrecer
libaciones…y que no está permitido hacer sacrificios…” (Estrabón. III. 38). “Su principal deidad…preside la guerra” (J. César.
VI.XVII.72). “…reverencian a Mercurio sobre todos… sacrificarle hombres…” (Tácito IX. 4). O en el mundo relacionado
con el esoterismo y las prácticas rituales; “…sacrificios y examinan las entrañas sin separarlas del cuerpo…adivinan
palpando. Hacen también predicciones por las entrañas…” (Estrabón. III. 84). “…cortan de algún
frutal una varilla…ninguna obra humana…” (Tácito. X. 5). “…Toda la nación de galos es
supersticiosa en extremo…” (J. César. VI. XVI. 71)
En
el aspecto relacionado con la fiereza que mostraban los soldados romanos en el
campo de batalla, sabemos que era inigualable, pero la fiereza no es característica
solo de los romanos “…celtíberos los más
fieros de todos…” (Estrabón. III. 75), así como los preliminares de las
batallas que bien cantan “…antes de
entrar en batalla…cantan ciertos versos…” (Tácito. III. 2) o llevan a sus
mujeres a las batallas a modo de arengas “…restaurado
las mujeres batallas…con ponerle los pechos…” (Tácito. VIII. 4), o se
pintan “…Pero generalmente todos los
britanos se pintan de color verdinegro…” (J. César. V. XIV. 54)
El
hecho de que hay una guerra es provocado por la intromisión de un agente
externo que produjo un cambio en la vida y la mentalidad de éstas sociedades en
su posterior romanización. Ese agente, en este caso es César, que intenta
hacernos creer que el no movió la guerra contra los galos “…que no movió él la guerra a los galos, sino los galos a él…” (J. César
.I. XLIV. 15). Cuando en realidad nuestra mentalidad indagadora nos ha
hecho saber que César fue a la Galia a obtener el mérito militar necesario para
ser cónsul y contrarrestar así la fuerza de Pompeyo, que ya lo había obtenido.
En
el ámbito de la gastronomía, con un lenguaje altanero, recalcan las pobres
cosas que éstas sociedades comen y beben y cómo lo hacen; “…usan mantequilla en vez de aceite. Comen
sentados en bancos construidos contra un muro y se sientan en orden a la edad y
rango…” (Estrabón. III. 86.) “…se sientan a comer cada uno en su asiento y mesa
aparte…” (Tácito XXII. 10.) “… se reduce
a leche, queso y carne…” (J. César VI. XXII. 73), así como en la recepción
de los forasteros donde los autores coinciden en lo buenos anfitriones que eran; “...no tienen por lícito el violar a los
forasteros…” (J .César VI. XXIII. 73) “…tienen por cosa inhumana negar su
casa…manjares que mejor pueda aparejar…” (Tácito. XXI.10).
Una
de las grandes diferencias, pero que bajo ningún concepto es motivo para
considerar a una civilización salvaje, es la elección de los jefes militares en
función del valor; “…eligen sus
reyes…pero sus capitanes por el valor…” (Tácito. VII. 4) así que incluso a
veces cuando mueren los jefes, es una deshonra para los supervivientes haber
sobrevivido ellos y el no jefe. Deshonra también es el volver sin el escudo; “…el mayor delito y flaqueza para ellos es
dejar el escudo…” (Tácito. VI. 3) cosa que para los romanos no había algo
más meritorio que morir luchando, incluso en inferioridad numérica.
El
trato que recibe la mujer podía ser también un síntoma de incivilización, pero
realmente la mujer romana tenía un papel menos importante, incluso a veces ni
siquiera criaba a su hijo, los casos de los coellactanei,
mientras que para las mujeres de estas sociedades el no hacerlo era un insulto.
Además las mujeres incluso a veces participaban en las guerras, y se encargaban
de trabajar y de la casa; “…los otros
oficios de la casa hacen la mujer…” (Tácito. XXV. 11)
Así
como el tema del matrimonio citado por todos los autores; “…Los maridos entregan dotes…”“…guardan estrechamente el matrimonio…se
debe alabar en sus costumbres…” (Estrabón. III. 111. cfr Tácito. XVIII.8)
Pero
hay tres cuestiones importantes que pueden dar un vuelco a la situación, como
es el tema de la agricultura. Estos pueblos, según César, no practicaban
agricultura; “…no se dedican a la
agricultura…” (J. César. VI. XXII. 73) sino que vivían de otros alimentos,
o como en el caso de la península practicaban caza en abundancia“…crían especialmente con este propósito
hurones…” (Estrabón. III. 57).
Sin
duda la no práctica de la agricultura nos proporciona una idea del poco grado de
civilización que tenían, porque la agricultura, junto con la escritura y la
domesticación, es el paso de la prehistoria a la historia. Otro dato revelador
es cuando mencionan la sociedad porque coinciden en que ésta estaba dividida; “…son dos estados de personas…” (J. César.
VI. XIII.70). Estas sociedades no usan esclavos; “…no se sirven de esclavos…” (Tácito.
XXV. 11). Entonces la pregunta se revierte en este punto; ¿cuál de ambas
era más salvaje? Porque todos sabemos que la base económica de Roma era la mano
de obra esclava.
Pero
antes de contestar hacer saber el penúltimo dato relevante, el relacionado con
la elección de sus jefes militares. En muchas ocasiones, conocido por todos,
algún romano ilustre se ha erigido dictador como Sila (con apoyo de los
magistrados), o emperador como Augusto.
Pero,
¿y estos hechos no son salvajes? Sí, lo son. Sila una vez en el poder llevó a
cabo las, conocidas, proscripciones silanas… Mientras que en la Galia los
druidas, el homólogo al magistrado romano, eran elegidos, en primera instancia
por votación, y en segunda mediante un método ancestral; “…a todos los druidas preside uno con máxima autoridad. Muerto…votos de
los druidas…” (J. César VI. XIII. 71).
El tema de la escritura es importante y
revelador para la contestación de la pregunta. Ninguna de las sociedades usaba
la escritura, bien porque no la conocían, bien porque no era uniforme; “…utilizan escritura, cuyos caracteres no
son uniformes, como tampoco es una lengua…” (Estrabón. III. 42) o bien
porque no la utilizaban; “...no tienen
por lícito escribir…” (J .César. VI. XIV.
71).
En
este sentido me gustaría romper una lanza a favor de Roma. Roma tampoco es que
fuese la incivilización por antomasia pero he pretendido enfocar el trabajo de
tal manera cómo si estos pueblos nunca hubiesen cometido un error. Tal y como
hacían los autores, resaltar las costumbres salvajes y ensalzar el proceso de
romanizador. Podría decirse que he
ejercido de abogado del diablo oscureciendo las costumbres romanas y exaltando
las de éstos pueblos
Expuestas
ya las premisas creo que la contestación a la pregunta es negativa. No, no son
tan salvajes, ni mucho menos, es más, incluso en algunos aspectos son más
civilizados, como por ejemplo en el trato a los extranjeros, las votaciones
para la elección de los representantes o bien como por ejemplo en el apartado
de las divisiones sociales. No estoy queriendo decir que una sociedad estratificada
sea civilizada, pero hay que entenderlo el contexto de la antigüedad. Por
ejemplo, Atenas, la primera democracia, si, pero con esclavos y con un espíritu
de superioridad frente al resto de poblaciones que no merece el galardón de
“civilización muy civilizada”. Pero realmente lo que me gustaría matizar es que
todas las sociedades, la antigüedad en general, eran salvajes y civilizadas al
mismo tiempo y cada una en su contexto y en sus ámbitos.
Sin
embargo en otros ámbitos si son muy atrasados sobre todo lo relacionado con la
escritura, como decíamos más arriba. Gracias a los romanos y sus escritos conocemos
las costumbres de estos pueblos y podemos realizar este tipo de trabajos.
Por
tanto, como síntesis, la frase “la
historia la escriben los vencedores”, tiene absolutamente toda la razón. Con
el uso de la dialéctica César, Estrabón y Tácito han sabido transportarnos a un
mundo donde lo romano es lo “bueno” y el resto es de bárbaros, como hicieron
sus antecesores los griegos pero en las letras de Heródoto.
Creo
por tanto que las críticas y los insultos de salvajes y demás tienen un
carácter demagógico y propagandístico de romanización, y de legitimar las
campañas militares que allí se realizaron, como en este caso es la campaña de
César que cimenta su necesidad de obtener éxitos militares en que los galos
fueron los que propiciaron la lucha, ¿y los germanos también propiciaron la
ocupación? ¿y los pueblos de la península ibérica?
El
único factor de civilización o no que se puede observar, objetivamente, es en
el ámbito de la escritura, donde unos no escriben porque prefieren explotar su
memoria (J. César VI. XIV. 71). Cosa
que nos recuerda mucho a las conversaciones platónicas acerca de la escritura
en los diálogos de Fedro y Sócrates (Platón,
Fedro, 274c-277)
Definitivamente,
por si no ha quedado claro, la contestación es negativa, no son tan diferentes
como nos las quieren presentar. Gracias a la evolución hemos ido aprendiendo y
hemos ido adquiriendo una conciencia más crítica y objetiva y sabemos comparar
y ver dónde está la exageración, la expresión patriótica. Y ver dónde está la
parte que pretenden ocultarnos.
La subjetividad es un aspecto muy recurrente en toda la historia; ¿cómo voy a criticar al que me da de comer?¿cómo voy a desprestigiar la labor del que me paga? El periodismo actual, en mi opinión es igual. Solo hay que sentarse a ver la sexta, o intereconomía, leer el pais y luego leer el mundo o la razón....Si queremos hacer historia o periodismo, hay que dejar a un lado las ideas políticas y ceñirnos a lo que hay, no a lo que creemos.
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