viernes, 22 de febrero de 2013

Sentirse como un Sparring

Jueves normal. Suena el despertador. Son las 6:35. Vendes tu alma al diablo por cinco minutos más. Te levantas y vas a mear. Al volver entras en tu habitación y te vistes; pantalón vaquero, camiseta friki, sudadera. ¿Cambio de calzoncillos? ¿Para qué? Acabo de vender mi alma al diablo, y además es un puto jueves, deja a las zurraspas que fermenten...
Vas a desayunar, pillas una taza. No es la tuya (la de las peliculas ochenteras) y blasfema por segunda vez en 10 minutos.
Limpias el tupper que te llevas a la uni para comer y que ayer dejaste sin limpiar porque venías hasta la polla. Echas la comida: migas precocinadas del Mercadona y albóndigas. Podía ser peor.
Marchas para la renfe escuchando música. Al llegar a la renfe quitas la música porque tu móvil es un jodido android que tiene que aguantar todo el día sin cargar. Llega el tren, te pegas por subir, y te sientas (gracias a que la línea empieza en esa parada). Sacas un libro y lees (LIBRE). Embajadores, correspondencia con línea 3 y 5. Escaleras van. Metro, último vagón, vuelves a sacar el libro y lees(LIBRE). 
Llegas a Moncloa, y por cuarta vez consecutiva la escalera mecánica está rota, ¿y mis 72€ de abono? En el coño de la puta madre Ignacio González. Sales a la calle a la parada del bus y arqueando los brazos consigues hacerte paso y te montas en el 83 ó 133. Lata de sardinas. Son las 8:25. No llego tarde, piensas.
Llegas a la facultad entras en ella t subes a tu clase. Tendencias, no te gusta, no lo entiendes, te sientes mal y para más inri la profesora te pregunta: "¿y tu que opinas, Paco?" Pues que si digo lo que pienso me echan, ipso facto, de la facultad. Me excomulgan..... Dices algo que suscita mofa en la clase. ¡¡Tierra trágame!!
Así 13 horas. De 8:30 a 21:30. Si, si, 21:30. Solo te ha gustado una clase. Sales de la última clase sabiendo que probablemente has tirado un día más a la basura porque vas a ser uno de tantos licenciados parados....encima lees el final de "Los hijos de Húrin" de Tolkien. Bien, final alentador.....Ningún hombre, por bueno que sea, escapa de su destino.
Llegas de nuevo a Moncloa dirección "casa". 6 minutazos de espera de metro. ¿¡Hijos de puta y los 72€ de mi abono!? En el coño de la puta madre de Ignacio González. Llegas a P. Pío, pillas el bus y te sientas. Te sientes como un zombie. "Menos del 15% de batería" ¿quién? ¿El móvil o yo?
Llegas a casa, cenas, (por cierto la cena estaba cojonuda) cagas, te lavas los piños y al sobre que, por cierto, ahora está muy de moda. Te metes en tu hábitat originario, escribes esto y reflexionas: 
- Estudias para nada
- Trabajas para pagar
- Vives para morir

Jueves de sparring, y aún así no deberías quejarte porque hay gente mucho peor. Conclusión. ERES UN PUTO MIERDER, pero el mundo es injusto, IMPEPINABLEMENTE.

Duermes. Viernes normal. Suena el despertador. Son las 6:35....

miércoles, 6 de febrero de 2013

Capítulo 4. Los Idus de marzo

Así pues se encontraba el chico, viviendo con una "conocida", con la madre muerta y el padre en fuga y siendo un asesino.
Los días posteriores Penny intentó que el muchacho se sintiera agusto e intentó que pasará el menor tiempo solo para que diera más vueltas al tema a sabiendas que sería un hecho en vano. No obstante lo intentó
Pasado un mes el niño fue sacado del colegio eclesiástico y metido interno en un colegio-orfanato pues Penny no podía mantenerlo.
La adaptación no fue ni mucho menos buena. Al no hablar, el niño era maltratado por el resto de chicos, le golpeaban, insultaban y escupían. Así el muchacho pasó años y años aprendiendo a ser frío, calculador, y sobre todo aprendió a no alterarse.
Un día, cumplidos ya los 15 años, se encontraba en el patio sentado, fumando un pitillo a escondidas. Tan pronto como iba a dar la última calada otro chaval, un par de años mayor, salió corriendo en dirección a un profesor. Él vió cómo corría, y vió también como se acercaba con el profesor. Éste se dirigió al chaval, bajo la mirada atenta del chivato

- ¡Will! ¿Eres imbecil? Aquí no se fuma, maldito lelo. Y abofeteó al chaval. Le hizo sangre en el labio, pues le pegó con la mano en la que tenía un sello.

Will, giró la cabeza y sin perder de vista los rostros de su agresor y acompañante, se limpió la sangre del labio con la manga de la camisa y dijo: "Os habéis equivocado"
El profesor le agarró de la pechera y lo levantó, del asiento. Will, cual muñeco de trapo fue arrastrado como cuando una inundación arrasa una cosecha. Mientras era arrrastrado  y mirando al chivato le tiró un beso y le decía: ALEA IACTA EST.

Will fue llevado ante el director del colegio. Un hombre con una personalidad férrea. Éste reprendió a Will y lo castigó primero limpiando los retretes con un estropajo. Y segundo estando de rodillas sobre dos garbanzos mientras sostenía en posición de cruz dos libros de filosofía teorética kantiana.
Así pasó Will varias horas hasta que los chavales acabaron las clases.
Acabadas las clases los chicos volvían a sus habitaciones, hacían sus ejercicios, se duchaban, cenaban en un gran comedor y eran guiados hasta sus habitaciones. Will no hizo nada de esto. Solamente, en su habitación, sacaba punta a su lapicero. Y leía. Leía mucho.

Amaneció y los chavales se asearon, bajaron al gran comedor a desayunar y cogían las carteras para comenzar el día. Will comenzó al ritmo que sus compañeros. Ese día la lección de historia fue muy especial. Tocaba la muerte de Julio César y el tránsito al Imperio Romano. Will atendió como siempre y aprendió como nunca. Sintió como el profesor de historia, Maurice, se desvivía desgajando cada momento en que se acercaba la hora de los Idus de marzo cuando César fue apuñalado. Will que sabía lo que acontecería con César se ruborizó y cayó en la cuenta de que, casualmente, era 15 de marzo...
Salió al patio y marchó a su rincón a fumarse su pitillo, el cuál le conseguía Bube Waltters, el único chico de color. A medida que se fumaba el pitillo pensaba y cerraba los ojos. Se sentía como una paloma que puede volar en una jaula muy amplia. Entonces, cuando más ensimismado estaba, llegó Randall, el chivato y le dijo:

- ¡Tú, rarito! ¿Quieres más de lo de ayer? Deja de fumar o se lo digo al profesor.

Will, sosegadamente contestó; No quiero más. Pero, por lo que veo no has aprendido nada de historia...
Para cuando acabó la frase el chivato Randall tenía un lapicero clavado en la garganta. Will lo había planeado y lo llamó; LA TRAQUEOTOMÍA FUGAZ. Los amigos del chivato gritaron, otros salieron corriendo. Los que se quedaron vieron cómo Will sacaba el lapicero y lo clavaba una segunda, una tercera, y hasta una cuarta vez en la garganta de Randall mientras éste vomitaba sangre. Para acabar, Will apagó en pitillo en uno de los ojos del chivato moribundo y les dijo a los amigos:
- Corred, y decidle al maestro, que como pasó con César, tras su gobierno, llegó un héroe que transformó a Roma. Corred insensatos, corred

Will mientras veía cómo huían despavoridos los chavales recibió la visita de Bube Wallters que le dijo;

- Amigo, has hecho lo correcto. Era un hijo de puta. La secta de su padre mandó matar al mío cuando salía un día del trabajo.
Will le replicó;
- No lo he hecho por ti. Lo he hecho por mi.
Bube replicó a su vez:
- Lo sé, pero tenía que despedirme de ti. Tras esto te echarán. Y no nos volveremos a ver.
Will dijo para finalizar, pues ya veía al director llegar corriendo
- El destino está en tu mano. De mí ya se rieron y no lo harán más. Ese es mi destino, protegerme yo, y a los míos. Cuídate Bube.
Dicho esto se levantó y fue placado por el director, que junto con varios maestros lo aporreaban. Luego, demacrado y sucio fue expulsado, ipso facto, del colegio-orfanato.
Deambulando por el barrio de Hopeless vió un puente en el que, por el momento se establecería para guarecerse de las noches, aun frías, de los Idus de marzo