- ¿Diga?
- Madre.
- Hijo, dime.
- Acuérdate de lo que hablamos
- ¿De qué....?
Para cuando quiso acabar la frase el teléfono ya había sido colgado y a la mujer le acechó una inquietud sobrenatural que le hizo removerse en el asiento temiendo lo peor.
Colgado el teléfono, se acercó a la cocina y bebió una vaso de agua que humedeció los agrietados labios. Del primer cajón sacó su .38 special de seis balas en tambor y se lo guardo en el bolsillo interior de la gabardina.
Salió por la puerta cerrándola de un golpe y echó las tres llaves que resonaron el todo el portal. Bajó con paso firme, sin precipitarse. Llegó al umbral de la puerta y un frío estremecedor recorrió su cuerpo y le caló inundándole de un terror poco propio de él.
Anduvo varias calles hacia arriba, observando todos y cada uno de los movimientos de las personas que transitaban las calles a esas horas de la noche. Cruzó el teatro y vió el cartel que anunciaba (la próxima obra de su queridísimo amigo Hugh Parker) cruzó la avenida Liberty, y se metió a la derecha en dirección al barrio Hopeless. Una vez entrado en el barrio de la esperanza, cruzó una calle y fue a parar a un callejón que lindaba con la puerta trasera de una sala de variedades. Vió que el callejón en su parte más interna no estaba iluminado, y al girarse para deshacer su camino aparecieron cuatro hombres. Todos con la misma indumentaria.
Los cinco hombres se miraron fijamente. Uno de ellos, el más robusto y con una cara enjuta se le acercó.
- Sabes quiénes somos y porqué estamos aquí, ¿verdad?
- Solo sé que no sé nada
- Eres muy filosófico para ser un cadaver.
En ese mismo momento los tres hombres que acompañaban al arrogante robusto dieron un paso al frente con actitud amenzadora.
- No soy filósofo, me dedico a decir lo que pienso
- Por eso mismo estamos aquí, para que sepas cuál es el precio de tu arrogancia maldito necio.
En ese momento sintió unas ganas irrefutables de sacar el .38 y hundirle una de las balas en la sesera. Respiró hondo lo que produjo que los cuatro hombres sacaran sus armas; tres .38 y uno de ellos portaba una thompson.
- No hagamos esto más dificil. Balbuceó el hombre robusto.
Y en ese mismo instante exhaló el último aliento de vida, lo saboreó y se dedicó a oir el silencio. Inmediatamente una ráfaga de balas impactó sobre el pecho y la cara. El sonido de los casquillos se mezcló con el del desplome del cuerpo contra el húmedo asfalto, (y el humo que desprendían las armas se entrelazó al olor a basura que residía en los cubos sobre los que el cuerpo inherte y sin vida del jóven impactó.)
Los cuatro hombres armados deshicieron su camino, y al doblar la esquina montaron en un cadillac blanco que salió dejando tras de sí una importante humareda. La lluvia no cesaba, el cuerpo se mojaba y emanaba sangre de los distintos orificios provocando un reguero que chorreaba hasta la puerta trasera del club de variedades.
Ilustración creada por Maikel Mendoza. Si queréis calidad en dibujos e imaginación, además que es imprescindible para tener una imagen de mis relatos seguidle en: http://noctis-avem.blogspot.com.es/